La ictericia es el síntoma más característico y comúnmente reconocido del Síndrome de Gilbert. Se presenta como una coloración amarillenta de la piel, los ojos y las membranas mucosas debido a un exceso de bilirrubina en la sangre, específicamente bilirrubina no conjugada.
La bilirrubina es un producto de desecho que se forma cuando los glóbulos rojos envejecidos son descompuestos por el hígado. Normalmente, el hígado procesa y elimina la bilirrubina, pero en personas con Síndrome de Gilbert, este proceso puede ser menos eficiente debido a una deficiencia en la enzima UDP-glucuroniltransferasa 1A1 (UGT1A1).
Cuando los niveles de bilirrubina aumentan en la sangre, pueden depositarse en los tejidos del cuerpo, lo que resulta en la aparición de ictericia. Los signos y síntomas de ictericia pueden variar desde una leve decoloración amarillenta hasta un tono amarillo intenso, dependiendo de la cantidad de bilirrubina acumulada en el cuerpo.
Además de la coloración amarillenta de la piel y los ojos, la ictericia asociada con el Síndrome de Gilbert puede estar acompañada de otros síntomas, como fatiga, malestar abdominal leve, sensación de debilidad y pérdida de apetito. Estos síntomas suelen ser intermitentes y pueden empeorar en respuesta a factores desencadenantes, como el estrés, el ayuno o las infecciones.
Es importante destacar que, aunque la ictericia puede ser un síntoma preocupante, especialmente cuando es intensa, en la mayoría de los casos no indica un problema hepático grave en personas con Síndrome de Gilbert. La ictericia asociada con esta condición tiende a ser leve y autolimitada, y generalmente no requiere tratamiento médico específico.
Sin embargo, es fundamental consultar a un médico si se experimenta ictericia persistente o si se presentan otros síntomas preocupantes, ya que estos podrían ser indicativos de otras condiciones médicas que requieren atención médica adecuada.